Francia, el país más ilustre del mundo vitivinícola, debe su reputación inigualable a muchos factores, tanto geográficos como históricos y humanos.
Quien viaja por Francia no puede dejar de sorprenderse por la variedad de sus paisajes, sus suelos y sus climas locales.
Desde pastos y praderas abiertas hasta laderas de suaves pendientes, desde acantilados que se hunden en el mar hasta playas de arena cuyas dunas se extienden hasta el infinito: Francia es una tierra de terrenos diversos.